El cambio climático es una realidad que afecta a todo el planeta, pero especialmente a países como España, que se enfrenta a una grave sequía que amenaza sus recursos hídricos. Según un informe de la ONU, España es el país más vulnerable de Europa a los efectos del cambio climático, y podría perder hasta el 25% de su agua disponible para el año 2050.
Ante esta situación, es necesario buscar alternativas para aprovechar al máximo el agua que tenemos, y una de ellas es la recolección y almacenamiento de agua de lluvia en casa. El agua de lluvia es una fuente de agua gratuita, renovable y ecológica, que se puede utilizar para fines domésticos como regar las plantas, lavar el coche, limpiar el suelo o incluso para el consumo humano, siempre que se trate adecuadamente.
Sin embargo, el agua de lluvia no es pura, sino que contiene una serie de contaminantes que pueden afectar a su calidad y a nuestra salud. Estos contaminantes se pueden clasificar en tres tipos: físicos, químicos y biológicos. Conocerlos es importante para saber cómo recolectar, almacenar y tratar el agua de lluvia de forma segura y eficiente.
Contaminantes físicos
Los contaminantes físicos son aquellos que alteran el aspecto del agua, como el color, el olor, el sabor, la turbidez o la temperatura. Estos contaminantes pueden proceder de la atmósfera, como el polvo, el humo, el hollín, el polen o las partículas en suspensión, o de la superficie de captación, como el tejado, las canaletas, los depósitos o las tuberías .
Los contaminantes físicos pueden afectar a la estética y al gusto del agua, pero también pueden ser indicadores de la presencia de otros contaminantes más peligrosos, como los químicos o los biológicos. Por eso, es importante filtrar el agua de lluvia antes de almacenarla, y limpiar periódicamente los sistemas de recolección y almacenamiento .
Contaminantes químicos
Los contaminantes químicos son aquellos que alteran la composición química del agua, como el pH, la conductividad, la dureza, la alcalinidad o la presencia de metales, sales, nutrientes, pesticidas, herbicidas, hidrocarburos o compuestos orgánicos volátiles . Estos contaminantes pueden proceder de la atmósfera, como la lluvia ácida, el ozono, el dióxido de azufre, el dióxido de nitrógeno o el monóxido de carbono, o de la superficie de captación, como el material del tejado, las pinturas, los barnices, los adhesivos, los plásticos o los metales .
Los contaminantes químicos pueden afectar a la calidad y a la potabilidad del agua, y pueden causar efectos nocivos para la salud, como irritación, alergias, intoxicaciones, cáncer o daños en el sistema nervioso, el hígado o los riñones . Por eso, es importante analizar el agua de lluvia antes de consumirla, y tratarla con métodos como la cloración, la ósmosis inversa, la destilación o la desinfección ultravioleta .
Contaminantes biológicos
Los contaminantes biológicos son aquellos que alteran la calidad microbiológica del agua, como la presencia de bacterias, virus, protozoos, hongos, algas o parásitos . Estos contaminantes pueden proceder de la atmósfera, como los microorganismos transportados por el aire, o de la superficie de captación, como los excrementos de aves, roedores o insectos, o los restos de plantas o animales .
Los contaminantes biológicos pueden afectar a la salubridad y a la seguridad del agua, y pueden causar enfermedades infecciosas, como la diarrea, la disentería, el cólera, la fiebre tifoidea, la hepatitis, la leptospirosis, la giardiasis o la criptosporidiosis . Por eso, es importante desinfectar el agua de lluvia antes de consumirla, y tratarla con métodos como la ebullición, las pastillas potabilizadoras, los purificadores de luz ultravioleta, los filtros de cerámica o los filtros de carbón activado .
Recolectar y almacenar agua de lluvia en casa es una forma de aprovechar un recurso natural, gratuito y ecológico, que puede ayudarnos a ahorrar agua y dinero, y a contribuir a la conservación del medio ambiente. Sin embargo, el agua de lluvia no está libre de contaminantes, y debemos conocerlos y tratarlos adecuadamente para garantizar su calidad y nuestra salud. Así, podremos disfrutar de los beneficios del agua de lluvia sin riesgos ni inconvenientes.